sábado, 12 de septiembre de 2009

Carta abierta de Juan Pedro Mc Laughlin al Ministro Mariano Narodowski

Ministro Mariano:

He visto en la vía pública los carteles amarillos que nos dan las gracias a los docentes. De mi parte, no se hubiera molestado... No tiene que darme las gracias.
No es necesario ahora, aunque sí necesité que usted me defendiera cuando su Jefe de Gobierno me llamó "vago".
Además ya me dieron las gracias, a mí y a mis compañeros de escuela, los chicos con sus risas, sus cartitas y sus pequeños regalitos. Mi escuela fue denominada por alguien como de "alta vulnerabilidad" (expresión rebuscada para definir a chicos que no tienen suficiente comida, suficiente afecto, suficiente ropa y suficiente color blanco en la piel para no ser discriminados). Y en mi escuela tuvimos una linda fiesta.
Le conté que los primeros que nos dieron las gracias fueron los chicos con sus actuaciones, sus aplausos, sus besos, sus escritos en los pizarrones, sus bromas, sus... seguiría veinte renglones más.
Nos dieron las gracias los padres que se presentaron en el acto.
Nos dimos las gracias entre nosotros por apoyarnos para seguir el camino de nuestra vocación ante tantas dificultades.
Nos dieron las gracias conducciones actuales (que son por sobre todo maestr@s) y pasadas, maestr@s jubilad@s que nos agradecían haber tomado la posta.
Nos dieron las gracias las auxiliares haciéndonos con sus manos unos costrureritos muy bien prácticos, que a mí me viene bárbaro porque siempre pierdo los botones del guardapolvo... (¿hace cuánto tiempo no se pone el guardaopolvo blanco, Ministro Mariano? ¿Se acuerda lo que se siente ahí adentro?... Es fantástico!)
Nos dió las gracias la Asociación Cooperadora con unas masas para chuparse los dedos.
Nos dio las gracias el concesionario con unas facturas.
Nos dimos las gracias tod@s con unas empanadas y gaseosas a diez pesos por cabeza (no lo tome a mal, pero con lo que gastó en la pegatina de carteles amarillos... podría habernos mandado unos sanguchitos!)
Nos dio las gracias Luciano, un chico discapacitado con un poema recitado con dificultad y voz casi imperceptible y ante un silencio profundo y ancho terminó alzando el tono: "¡Ayúdenme chicos a decir, feliz día maestros!" Se está perdiendo estas cosas, Ministro Mariano.
No lo tome como una crítica o una irrespetuosidad. Esta carta es a título personal. No represento a nadie y tampoco me representa ningún gremio ni agrupación. He leído algunos de sus escritos y sigo las editoriales de la revista Plural. Se nota que usted es un hombre que tiene fuertes conocimientos. Pero aquí abajo, Ministro Mariano, en la trinchera de la escuela las cosas se viven de otra manera.
Por eso me permito escribirle esta carta. Porque hoy estaba contento y me amargaron el día esos carteles amarillos y negros. Son los mismos colores que usaron para hacerle conocer a la sociedad nuestro miserable salario.
Denos las gracias, si quiere, apurando la devolución de los descuentos que la justicia ordenó reintegrar por los días de paro.
Denos las gracias viendo qué pasa con docentes suplentes que no cobran desde hace cuatro o cinco meses su salario.
Denos las gracias tratando de hacer algo para que haya más alumnos en los profesorados.
Pero no era necesario el agradecimiento desde las paredes.
Si hoy tuviese otra vez 18 años volvería a elegir esta profesión aunque por ejercerla tanto tiempo en condiciones tan malas tengo mi cabeza muy gastada. Volvería a elegirla no para que alguien me diera las gracias. Sino porque a pesar que soy un maestro finalizando su carrera docente con 37 temporadas en las escuelas todavía sigo emocionándome, como cuando estaba recién recibido, cuando llega esta fecha. Que viva la escuela pública, como usted también debe quererlo.
Aunque pensemos muy distinto, feliz día Ministro Mariano y por favor... no me de las gracias desde un cartel amarillo. Duele.

Respetuosamente
Juan Pedro Mc. Loughlin
Maestro de escuela pública.